HANS CHRISTIAN ANDERSEN

Había una vez un juguetero que fabricó un ejército de soldaditos de plomo. Para el último soldadito, sin embargo, no le alcanzó el plomo y lo tuvo que dejar sin una pierna. Muy pronto, todos estos soldaditos fueron vendidos a una tienda de juguetes y allí un señor los compró para regalárselos a su hijo. El niño se puso muy contento al ver a los ...

Con un enorme talento para relacionarse con los niños, la vocación literaria de este autor se encaminó en ese rumbo, que fue el que en definitiva le dio la dimensión universal que aún hoy mantiene. La fuente primera de estos textos son los relatos escuchados a sus mayores, relatos cuya genealogía se remonta por siglos en la tradición oral del cu...

Las princesas de verdad no crecen en los árboles. Hay que esperar a que ellas vengan a ti. Y si alguna lo hace, sólo para asegurarte, prepárale una cama con doce colchones de plumas y debajo coloca un pequeño guisante. Luego espera que se oculte la luna y que salga el sol, y si ves que se despierta con el cuerpo amoratado y dolorido, sin duda sa...

En este volumen se incluyen los cuentos más representativos de la inmensa obra de Hans Christian Andersen , como son La sirenita ,  La princesa y el guisante , Los cisnes salvajes , El firme soldado de plomo , El porquerizo , El patito feo o El traje nuevo del emperador .  En sus cuentos, Andersen acierta a dar alma a todo...

La pulga, el saltamontes y el pelele organizan un concurso de saltos, y el rey, para dar más emoción al evento, decide conceder la mano de su hija al vencedor. ¿Quién será el que dé el mayor salto?

Un trompo de madera se enamora de una pelota, muy fina y soberbia, que le rechaza porque, según ella, no está a su altura. Un día, la pelota desaparece, y el trompo piensa que se ha casado con su prometido, una elegante golondrina.

Anita y su abuelo se han quedado solos en casa, y deciden hacer una obra de teatro. Una caja, un guante, una pipa... Cualquier objeto sirve para representar una comedia. Lo más importante es un poco de imaginación y ganas de divertirse.

El muñeco de nieve no sabe mucho sobre el mundo, porque hace poco tiempo que nació, pero sí sabe que no le gusta nada el sol, y que siente un curioso cosquilleo cuando ve, por la ventana de la casa, la gran estufa de leña.

El emperador encarga a dos sastres un nuevo traje que solo podrán ver las personas inteligentes. Nadie, ni el propio emperador, es capaz de ver ese misterioso traje, pero no se atreven a reconocerlo, porque tienen miedo de que los demás les tomen por tontos.

La hija del rey decide conceder su mano al pretendiente que mejor hable. A Hans el Patán, que no es muy sabio ni muy distinguido, le apetece casarse, así que se dirige al palacio para conquistar a la princesa, sin dejarse influir por las burlas de sus hermanos.